MORENA CLARA
Cuando yo era niña me asomaba siempre al balcón; mis salidas coincidían muchas veces con una mujer de piel cobriza que llamaba mi atención, yo la veía vieja, enlutada, con un pañuelo en la cabeza para resguardarse del sol del verano en sus largas mañanas de intento , para llevar un duro para comer en su casa, sobre sus cansados brazos descansava una pesada carga, la de un paquete lleno de ropa para vender en las playas.
Para mi aquella persona era intrigante, sus ropas tan oscuras, aquellos ojos mirando al suelo como si cada paso que diera los fuera contando , despacio de uno en uno . Su tez era casi negra de tanto sol, pero lo que más me llamo la atención cierto día es que al pasar por debajo de mi balcón rompió con su costumbre de mirar sus pisadas, allí estaba yo jugando con otra niña .., pero de pronto sentí una mirada fija en mi,
Cuando se fue mi amiga, cruce toda mi casa llegando hasta el gran patio donde lavaba mi madre, le vi un semblante serio y ausente su mirada , yo con mi curiosidad de niña me abrace en sus piernas y le pregunte.
- Mamá, ¿ quien es esa gitana?, siempre la había visto muy triste y hoy al verme me ha sonreído., mamá, ¿por qué esta tan triste? , ¿Por qué tiene la cara arrugada? ¿ Porque van esos ojos tan inundados de lágrimas?.
- Calla, niña no preguntes... ¿ No ves que tengo faena? , tengo que hacer la colada, tender luego la ropa y más tarde hasta plancharla.
- - Mamá, pero es que es una mujer muy rara! Cuando va por la calle sola no media con nadie palabras, como si tuviera algún miedo, no sé , de la gente, es una persona extraña.
Mi madre siguió su tarea en silencio, y yo me olvide pronto.
Aquella semana llovió mucho y no pude salir ha tomar el sol., Cuando pasaron algunos días el sol parecía que quería sonreír de nuevo. Dejé de mirar por los visillos y abrí de par en par las puertas del balcón, saque todas mis muñecas para cambiarles los vestidos, así un rato tras otro fue pasando la mañana, al llegar al mediodía, noté algo distinto, no sabia lo que era, pero algo me faltaba, rebuscando en mi mente chica por fin caí en la cuestión, aquel día no había pasado, para mi el verla era una cosa de rutina, pero aquella mañana la encontré a faltar.
Corrí a explicárselo a mi madre, mamá, mamá, la gitana no ha pasado. Mi madre se quedo pensativa.
¿Estas segura?
Si, estoy segura, no ha pasado.
Ciertamente , es una cosa extraña.
Y mamá no pareció darle la menor importancia, pero para sus adentros se pregunto. ¿Que le abra ocurrido a la yaya?. Ese día no se hablo más del tema, pero al día siguiente era mi madre la que estava al acecho de los pasos de la mujer, tampoco paso.., Mi madre no dijo nada pero tomo una decisión.
Esta tarde cuando salga de trabajar iré a su casa, haber que le ha pasado- pensó.
Y así lo hizo, cuando al atardecer salio de su trabajo se adentro en una calle estrechita y llamo a una puerta..
¿ Quien es?, se oyó una voz que preguntó.
Soy yo, Rosa.
La puerta de la casa se abrió sigilosamente, como no creyendo Lola lo que estaban viendo sus ojos.
¿Tu,? ¿Que haces aquí?
Vengo a ver si le ha ocurrido alguna cosa a Carmen.
¿Tan preocupada estas por ella?, ¿que vienes a preguntar y todo?
No solo yo, la niña también- Rosa hizo una pausa- Esa niña parece que presienta algo y siempre que pasa Carmen por debajo de nuestro balcón allí está ella para verla, se asoma y si no pasa la encuentra ha faltar
Lola abrió la puerta del todo y la dejo pasar, la acompaño hasta la puerta donde yacía la vieja inmersa en un baño de sudor por la fiebre, al ver a Rosa se le abrieron sus ojos chicos y la miraron.
Hola payeta, ¿ y la nostra xiqueta que hace?.
Bien Carmen, y vos ¿ como estáis?
Aquí esperando la muerte- contesto la anciana.
Va mujer, ya sera menos, eso lo piensa ahora porque tiene mucha fiebre pero pronto estará bien- le dijo Rosa tratando de animarla.
¿ Y la xiqueta? ¿ Me la dejaras ver? ¿ Me la traerás?.
Rosa se quedo un poco pensativa, al cabo de unos instantes contesto.
Si, te la bajaré .
¿ Le dirás que soy su otra yaya?
Hablare con ella , pero con una condición. Vos ya no me amenazaras para quitármela nunca más. Es mi hija y la hija de tu hijo, ahora que tu hijo ha muerto es solo mía, eso ha de quedar muy claro.
La mujer la miro esbozando una sonrisa sincera y le contesto a Rosa.
No, lo juro, no te amenazare nunca más, ya he perdido bastantes oportunidades de estar con ella, si mi hijo viviera jamás hubiera perdonado lo que os he hecho.
Cuando Rosa llego a casa, vio que Elena todavía no estava en su cama.
Mamá, has tardado mucho , ¿ de donde vienes?
De ver a Carmen
¿ A Carmen la conoces?
Si mi vida, ven, te explicaré un cuento de amor muy bonito... Cuando Rosa termino el cuento dijo, y de aquel príncipe moreno y de aquella princesa blanca nació una niña preciosa, eres tú morena clara.. Hecho a la niña en la cama para arroparla, no antes sin haberle prometido que al día siguiente irían ha ver a su yaya.
Como si de un vigilante del cielo se tratara, sintió unos ojos que la cuidaban y sintió gran alegría de ser parte de aquella gitana. Cuando Carmen se puso buena y volvió a su trabajo la niña ya no espero nunca más en el balcón para verla, en la calle la esperaba para abrazarla. Desde la noche en que la madre hablara con ella se sintió morena...Princesa clara.
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